Figura clave del ballet soviético y director artístico de la prestigiosa casa moscovita, el coreógrafo celebra sus 91 años

La reciente celebración de su onomástica nos impulsa a dedicar unas líneas a la figura del ballet soviético Yuri Grigorovich (Leningrado, 1927), quien fuera director del Bolshoi durante tres décadas y cuya aportación afortunadamente comienza a revisarse y a valorarse, en especial en su país. Igor Yebra confiesa con una mezcla de agradecimiento y devoción, haber bebido de esa fuente que es Grigorovich de cuyo repertorio ha tenido la oportunidad de interpretar El Corsario, Romeo y Julieta e Iván, el Terrible. “’Romeo y Julieta’ es un rol en el que siempre me he sentido cómodo en todas las versiones que he podido interpretar, que son muchas. E ‘Iván, el Terrible’ es un sueño hecho realidad. Es un ballet tan potente que no tienes ni margen para ver si puedes estar cómodo o no puedes estar cómodo. Es disfrutar al máximo”, explica la estrella bilbaína.

El legado de Grigorovich

A su juicio, la importancia del legado creativo de Grigorovich radica en su papel fundamental para el ballet ruso. “Después de Petipa, que fue quien puso en pie el gran ballet de repertorio clásico en San Petersburgo y el que marcó una línea, al igual que académicamente la línea la dictó Vaganova, Grigorovich hizo un poco lo mismo en Moscú. Además son los dos polos y eran dos escuelas totalmente diferenciadas. Teníamos la pulcritud en la ejecución, en el movimiento, el ballet clásico por antonomasia de Petipa, y el ballet heroico de Grigorovich. Desgraciadamente, a Grigorovich se le está empezando a valorar en su justa medida a día de hoy. Quizás tuvo que pagar un poco el hecho de haber sido el coreógrafo y el director de ballet del Bolshoi en la época soviética. Pues sí, sus ballets sí tienen un mensaje soviético, comunitario, heroico, que era lo que le correspondía en su tiempo, lo que tenía que transmitir. Entonces dejó de ser director casi al mismo tiempo en el que cayó aquello. Durante un tiempo estuvo un poco relegado, porque se le achacaba ese tipo de conexión, cuando Grigorovich va más lejos de todo eso. La época dorada del Bolshoi -ahora ha tenido un momento espléndido y seguirá teniéndolos- fue durante su dirección. Cometería fallos como cometemos todos, pero es indudable que en su época, encima del escenario, podías ver a Maya Plisetskaya, Bessmértnova, Vasiliev, Mikhail Lavrovsky, Vladimirov, Andris Liepa, unos bailarines impresionantes y reconocidos mundialmente. Por lo tanto, ahí queda eso y ahora, poco a poco, se le va reconociendo eso y, sobre todo, en su país que es lo más importante”, comenta Yebra.  “Sus ballets son difíciles que los puedan hacer todas las compañías. Son ballets creados para una compañía gigantesca. Utiliza mucho lo que son las danzas de carácter y del folclore ruso en el Cuerpo de Baile. Hoy día los bailarines son más limpios, más pulcros, van más hacia una técnica más depurada, al contrario de esa animalidad o salvajismo que él impone en sus coreografías. Y luego a nivel interpretativo, que demanda el máximo de todos y cada uno de los personajes que actúan”, añade.

Cintas en VHS

El primer contacto que tuvo Igor Yebra con el trabajo de Yuri Grigorovich fue a través de las cintas en VHS, “porque en la época en la que yo empecé a estudiar ballet, era muy difícil encontrar filmaciones de ballet”, siendo su ídolo Fred Astaire. “Lo que más había era el famoso vídeo de ‘Espartaco’ con el Bolshoi e ‘Iván, el Terrible’ o el ‘Don Quijote’ de Baryshnikov. Eso es lo que veíamos todos los que nos queríamos dedicar al ballet: rebobinábamos y tirábamos para adelante y para detrás”. La forma de grabación de esos dos primeros vídeos fue lo primero que le llamó la atención de un joven Yebra, “estaban hechos en plan película de Hollywood: en un plató y con tomas cercanas”. Pero, sobre todo, la parte interpretativa, “que era una maravilla. Siempre he dicho que lo que más me atraía de la danza era la parte actoral porque en esos vídeos, la interpretación es más importante realmente que la técnica y eso que la técnica que se hace ahí es maravillosa. Aparte son ballets de una masculinidad que parece increíble. Se habla mucho de la importancia que Béjart dio al hombre, pero, al mismo tiempo, Grigorovich en la Unión Soviética le daba un papel principal y de protagonismo”.

Los huevos fritos de Bessmértnova

El sueño se hizo realidad para Igor Yebra quien pudo trabajar con Yuri Grigorovich y conocer de primera mano a su esposa, la prima ballerina Natalia Bessmértnova (1941-2008). Famosa es la anécdota de que la otrora estrella del Bolshoi hizo unos huevos fritos en su cocina moscovita a Yebra cuando éste se encontraba ensayando Iván, el Terrible. “De su mujer, sólo puedo hablar a nivel afectivo y personal, desde el primer encuentro en su casa, que es esa foto que tenemos ahí. Aquello terminó sentados en su cocina y ella cocinándome unos huevos fritos, porque se había enterado de que me habían tenido todo el día trabajando en el Bolshoi, ensayando ‘Iván, el Terrible’, y me habían tenido sin comer. Lo primero que preguntó fue ‘pero este chico, ¿ha comido?’. Cuando le dijeron que no había comido, me sentó e hizo unos huevos fritos y un trozo de pan. A mí me daba absolutamente lo mismo, yo estaba extra-alimentado con todo el arte y todo lo que yo estaba viviendo en aquellos momentos, no necesitaba ni comer. Serán igual junto a los huevos fritos que me hacía mi abuela, los huevos fritos que más he recordado y recordaré en toda mi vida, porque qué cosa más maravillosa que una estrella mundial de la danza te reciba de esa manera y te haga unos huevos fritos con todo su amor y toda su ternura. Ella fue una gran bailarina y tuvo también sus detractores, cómo no, porque en aquella época la competencia que había dentro de la compañía era salvaje y encima ella era la mujer del director y un director que llevó su compañía con una mano férrea. Hay mucha gente que no estaría de acuerdo con él ni con ella, pero yo sólo puedo decir que a mí me trataron y especialmente ella, de una manera increíblemente”, finaliza con esta divertida vivencia Igor Yebra.

Un breve apunte sobre Yuri Grigorovich. Nacido en Leningrado –actual San Petersburgo- el 2 de enero de 1927 en el seno de una familia relacionada con el Ballet Imperial Ruso, Yuri Nicolayevich Grigorovich (en ruso,  Юрий Николаевич Григорович) se graduó en la Escuela de Coreografía de su ciudad natal en 1946. Como solista estuvo vinculado al Ballet Kirov desde su graduación hasta 1962. Empezó a despuntar como coreógrafo con las obras The Stone Flower (1957) y The Legend of Love (1961). Ostentó la dirección artística del Teatro Bolshoi de Moscú entre 1964 y 1995, época en la que destacaron sus producciones de El Cascanueces (1966), Espartaco (1967) e Iván, el Terrible (1975). Su versión de El Lago de los Cisnes (1984) desató una polémica al reorientar el argumento hacia un final feliz. Tras su marcha del Bolshoi, coreografió para varias formaciones rusas y fundó su propia compañía asentada en Krasnodar. Estuvo casado con la prima ballerina Natalia Bessmértnova (1941-2008), musa de sus creaciones en el Teatro Bolshoi. A su fallecimiento, le ofrecieron a Grigorovich la posibilidad de retornar al Bolshoi como maestro de ballet y coreógrafo.

Igor Yebra, su Escuela de Danza y Coreografía, y todo el equipo de profesionales que trabajamos en torno a ambos, queremos desearos unas FELICES FIESTAS ???Que en 2018 se cumplan todos vuestros sueños y deseos Ya sabéis nuestra receta: pasión, constancia, dedicación y trabajo!!! EGUBERRI ON ETA URTE BERRI ON!!! ??? ¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2018!!! ???MERRY CHRISTMAS AND A HAPPY NEW YEAR!!! ???

Igor Yebra (María Josefa) y Eusebio Poncela (Bernarda Alba). © Alba Pujol.

Siempre interesado por la faceta de interpretación de los roles, el artista bilbaíno se mete en la piel de María Josefa, la anciana madre de Bernarda

Este año 2017 a punto de expirar ha traído consigo una gran cantidad de proyectos y novedades profesionales para Igor Yebra. Precisamente esta noche, el artista bilbaíno asume un nuevo reto al debutar como actor de teatro en la obra «Esto no es la casa de Bernarda Alba», en la versión de José Manuel Mora y bajo la dirección de Carlota Ferrer. Los Teatros del Canal de Madrid acogen las representaciones que tendrán lugar hasta el 7 de enero y que cuentan con un elenco de actores encabezado por Eusebio Poncela como Bernarda Alba, además de un plantel masculino conformado por Óscar de la Fuente (Poncia), Jaime Lorente (Adela), David Luque (Angustias), Guillermo Weickert (la criada), Arturo Parrilla (Magdalena) y Diego Garrido (Martirio). Julia de Castro dará vida a Amelia.

«En ‘Esto no es La casa de Bernarda Alba’ nos hallamos ante la búsqueda de un discurso feminista radical, es decir, que intenta viajar a la raíz: al poner en boca de hombres actores y bailarines las palabras de Federico -en numerosas ocasiones sus personajes manifiestan el deseo de ser hombres para poder gozar de libertad- se evidencia la fragilidad de la mujer ante la visión dominante del orden heteropatriarcal y su gestión del mundo a través del miedo», explica Carlota Ferrer, directora de la obra.

A lo largo de su carrera como bailarín, Igor siempre ha demostrado su interés por los roles con gran trasfondo de interpretación como su sonoro éxito en la piel del zar «Iván, el Terrible», de Yuri Grigorovich, interpretado ante 6000 personas en el palacio del Kremlin, en Moscú. Se trata en definitiva de un nuevo reto y un paso más en su carrera artística. «La vida es descubrir y retarse a uno mismo en todo momento. Siempre lo he hecho en silencio y ahora tengo la necesidad de compartirlo», asegura el intérprete.

 Más información: Teatros del Canal

Igor Yebra (María Josefa) y Eusebio Poncela (Bernarda Alba) en la obra «Esto no es la casa de Bernarda Alba». Teatros del Canal, Madrid, de 14 de diciembre a 7 de enero. © Alba Pujol.

Carla Fracci e Igor Yebra, «El Lago de los Cisnes». Roma, 2004. © Corrado Maria Falsini.

Un encuentro casual puso a la prima ballerina Carla Fracci en el camino de Igor Yebra y le cambió la vida

Bilbao. Teatro Arriaga, 28 de abril de 1988. Se levanta por primera vez el telón para el Ballet de Víctor Ullate. Entre ese grupo de jóvenes bailarines se encuentra un adolescente bilbaíno con madera de primer bailarín. Así fue el debut profesional de Igor Yebra y, hoy día, es el único bailarín en activo de ese elenco que paladeó el escenario por primera vez en el Arriaga. A lo largo de su dilatada y prolífica carrera profesional, ha habido éxitos, aplausos, lesiones, etcétera. En un momento de crisis existencial, el escritor Antonio Gala le escribió una carta en la que afirmaba: «Tú sólo saldrás de ese bache el día que comprendas que lo que tienes no es un trabajo, es una vocación».

Enfocando su carrera como una vocación y bajo la triple premisa de pasión, constancia y dedicación, Igor Yebra dio un viraje a su trayectoria en la que el azar también puso su granito de arena. En un momento de su carrera en la que hubo un impasse, «en el que yo iba a dejar de bailar», Igor bailó en un espectáculo en Roma al que acudió Beppe Menegatti, marido de Carla Fracci, que le dijo: «Carla te ha estado buscando durante años, pero no sabíamos cómo dar contigo. Déjame tu número de teléfono y te vamos a llamar para que vengas. A las dos semanas, recibí la llamada de Bárbara Gronchi -otra de la personas de ese círculo a las que tanto estimo- diciéndome que tenía que ir al mes siguiente a bailar en Roma. Imaginaos lo que supone. Eso cambió mi vida: de haberlo dejado todo a volver».

Otra constante en su carrera es el profundo respeto hacia el valor de los maestros. Igor considera que los tres grandes pilares de su trayectoria son Charles Jude (escuela francesa), Yuri Grigorovich (escuela rusa) y Carla Fracci (escuela italiana), «son personas que el día que desaparezcan, que espero que sea lo más tarde posible, pasan a formar parte del Olimpo de los dioses de la danza», asegura. «Cuando personas así confían en ti, te dan trabajo, cariño y admiración, son todo. Cuando miras la danza como yo la miro, como una vocación, son como padres para ti. Son parte de ti, tú no puedes decepcionar a esas personas. Y porque han tenido una confianza ciega y absoluta en mí. Carla, he comido con ella, en su casa, he bailado con ella, me han invitado continuamente al Ballet de la Ópera de Roma. Quien conoce cómo funciona la burocracia en Italia, hacerlo de esa manera significa todo lo que ha apostado por mí«, afirma con un profundo agradecimiento hacia la figura de la prima ballerina Carla Fracci.

Y continúa: «Durante diez años con la Ópera de Roma durante la época de Carla Fracci y todos estos años con la Ópera de Burdeos, ahí estaba todos estos años y en un montón de producciones. Es de las cosas que me hacen sentir bien conmigo mismo y con el trabajo. ¿Por qué? Porque no estamos hablando de directores de compañía cualquiera. Estamos hablando de Carla Fracci, la representante de la danza en Italia. Una persona que sabe y su marido que es muy especial, que sabe más de danza él que ella. Estamos hablando de Charles Jude, una estrella de la Ópera de París, heredero directo de Rudolf Nureyev, una de las personas más importantes de la danza en Francia«.

Una pincelada sobre Carla Fracci. Nacida en Milán, Carla Fracci es considerada una de las grandes prima ballerinas clásicas de mitad del siglo XX. Apodada como `la Eleanora Duse de la danza´, es una de las primeras bailarinas italianas más reconocidas con una amplia trayectoria a sus espaldas. Debutó a los diez años en la escuela de ballet del Teatro de La Scala de Milán bajo las directrices de Vera Volkova, donde se graduó en 1954. Entró a formar parte de la compañía en la que llegó a ser primera bailarina, aunque también desarrolló una carrera internacional en otras formaciones internacionales como The Royal Ballet de Londres, el Stuttgart Ballet y el American Ballet Theatre. Destacan sus interpretaciones en obras como «Romeo y Julieta», «Giselle» y «La Sylphide». Contó con los grandes partenaires de su generación como Rudolf Nureyev, Mikhail Baryshnikov y Erik Bruhn, entre otros. Carla Fracci, que también apareció en la gran pantalla en las películas Nijinsky y Verdi, fue directora del Ballet de Nápoles, el de Verona y del Ballet de la Ópera de Roma. En 2004 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la FAO.

Tras la representación de «El Pájaro de Fuego» en la que participó Igor Yebra, los saludos finales con Carla Fracci. Roma. © Corrado Maria Falsini.

Igor Yebra, «Zorba, el Griego». Bilbao Arena, 24 Noviembre 2017.

«Con mucha ilusión y enorme sentido de la responsabilidad», la estrella bilbaína se incorpora a finales del mes de enero a su cargo en Montevideo

«Emocionado y honrado por la confianza depositada en mí por la Ministra de Cultura de Uruguay y el Consejo Directivo del Sodre al ofrecerme su Ballet Nacional y por la gran figura de ballet Julio Bocca al apoyar firmemente mi candidatura», Igor Yebra asume la dirección artística del Ballet Nacional Sodre de Uruguay, cargo al que se incorpora a finales del mes de enero del próximo año. Igor Yebra quiere reiterar su agradecimiento al Ministerio de Cultura de Uruguay, al Consejo Directivo del Sodre y muy especialmente, a Julio Bocca, por su decidida apuesta que ha desembocado en este nombramiento.

La relación de Igor Yebra y el Ballet Nacional Sodre viene de lejos, cuando la estrella bilbaína fue invitada a protagonizar el espectáculo La viuda alegre, en 2012. No obstante, fue a propuesta del propio Julio Bocca, director artístico del Ballet Nacional Sodre (2010-2017), cuando Igor Yebra fue invitado a presentar su proyecto para tomar el legado que la gran figura argentina deja en la compañía uruguaya, construido en ocho temporadas de incesante trabajo. Tal y como confirmó la Sra. Ministra Dª María Julia Muñoz el pasado 15 de septiembre, el Consejo Directivo del Sodre había decidido ofrecer la dirección artística al artista vasco.

Finalmente, Igor Yebra se incorporará a la dirección artística del Ballet Nacional Sodre el 28 de enero de 2018, «con mucha ilusión y enorme sentido de la responsabilidad debido al gran trabajo realizado por Julio Bocca en estas últimas ocho temporadas bajo su dirección». Después de rubricar un enorme éxito el pasado viernes en la inauguración del evento global Fair Saturday con su actuación en Zorba, el Griego, que puso en pie a público de 5.000 personas y que supuso 5 bises, Yebra asumirá un nuevo reto con su participación en la obra teatral Esto no es la Casa de Bernarda Alba, bajo la dirección de Carlota Ferrer,  que se estrena en los Teatros del Canal de Madrid, el próximo 14 de diciembre.

Comunicado IGOR YEBRA

El Ballet Nacional Sodre de Uruguay en el Teatre Liceu de Barcelona, en la gira de 2014. © Pancho Pastori.

Igor Yebra, ante el escenario del Bilbao Arena. 21 Noviembre 2017.

Igor Yebra se mete en la piel de Zorba, este viernes en el Bilbao Arena, junto a la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, la Coral de Bilbao y el Coro de la UPV/EHU para inaugurar Fair Saturday 

La temporada viene cargada de retos y nuevos horizontes profesionales para Igor Yebra. Este viernes, se enfrentará al primero de ellos ante 5000 personas, en el Bilbao Arena: volver a meterse en la piel de Zorba, ese personaje de ballet que tanto le marcó en su infancia. Por primera vez, se reúnen en escena los grandes iconos culturales bilbaínos como la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, la Coral de Bilbao y el Coro de la UPV/EHU, para la inauguración del proyecto Fair Saturday.

Desde ayer, Igor se encuentra ya en Bilbao para ultimar la representación que unirá en escena a más de 200 artistas este próximo viernes en el Bilbao Arena ante un aforo superior a los 5.000 espectadores. Esta mañana, ha estado ensayando en las instalaciones de su Escuela de Danza y Coreografía en Bilbao, con el coreógrafo Lorca Massine, quien estrenó en la Arena de Verona este ballet en 1988. «Construyendo el futuro y aprendiendo de los que tienen conocimiento», ha señalado en relación a su nueva toma de contacto en las aulas con Massine.

Igor Yebra, en el Bilbao Arena. 22 Noviembre 2017.

Tras interpretar el rol del americano John durante años, una gira realizada el pasado año supuso su debut en el papel de Zorba. Este ballet se basó en la novela “Vida y aventuras de Alexis Zorbas” (1946), de Nikos Kazantzakis y en la posterior adaptación cinematográfica (1964), de Michael Cacoyannis, cuya música compuso Mikis Theodorakis. La cita es este viernes, a las 20.30 horas, en el Bilbao Arena.

Por otra parte, el siguiente reto al que se enfrenta Igor Yebra es su debut como actor teatral en la obra «Esto no es la casa de Bernarda Alba», dirigida por Carlota Ferrer y en la que interpretará el rol de Josefa, la anciana madre de Bernarda. Los Teatros de Canal de Madrid acogen las representaciones que tendrán lugar entre los días 14 de diciembre y 7 de enero. Precisamente, Igor ha vuelto de los ensayos de la obra en Madrid al ensayo final y actuación de «Zorba, el Griego», que inaugura Fair Saturday este próximo viernes.

El precio de las entradas es de 15,00€ a 60,00€. Las localidades se pueden adquirir en el website www.fairsaturday.org; en el correo electrónico entradas@fairsaturday.com; en la página www.ticketea.com y en el número de teléfono 644 73 57 06.

Diversas instantáneas de los ensayos de «Zorba, el Griego», con el coreógrafo Lorca Massine. Escuela de Danza y Coreografía de Igor Yebra, Bilbao, 22 Noviembre 2017.

Espagat de Igor Yebra.

El Teatro Nuevo Apolo de Madrid acogerá la entrega de los galardones correspondientes a la novena edición, el lunes 20 de noviembre

La Fundación AISGE ha hecho público hoy que los Premios Actúa 2017 en la categoría de danza han recaído en los bailarines Maribel Gallardo e Igor Yebra, ambos aún en activo. El Jurado ha querido reconocer la “destacada carrera fuera de nuestro país” y el compromiso de “fundar su propia escuela en la ciudad de Bilbao” de Igor Yebra. Por su parte, la dilatada trayectoria en la danza española de Maribel Gallardo, Maestra Repetidora del Ballet Nacional de España en la actualidad, se ha visto recompensada con otra estatuilla acreditativa del galardón impulsado por la Fundación AISGE. Nada más conocerse la concesión de este galardón, el bailarín bilbaíno declaró: “todo un honor recibir este premio y más aún al lado de una bailaora/bailarina por mí admirada. ¡Gracias, AISGE!”.

Asimismo, se han dado a conocer los Premios HazTuAcción, con los que la Fundación AISGE respalda decididamente la labor de entidades o personalidades admirables por su solidaridad y su empeño en la construcción de un mundo mejor, más justo y más humano. Las ONG AMREF Salud África y Payasos Sin Fronteras han recibido sendas distinciones, mientras que el HazTuAcción del apartado de Comunicación ha recaído en el programa Historia de nuestro cine, que se emite en La 2, por su labor en la difusión del trabajo de los intérpretes españoles.

El acto de entrega de los IX Premios Actúa tendrá lugar el lunes 20 de noviembre en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.

NP_Premio AISGE_7 Nov 2017

Izda.- Maribel Gallardo, actualmente Maestra Repetidora del Ballet Nacional de España. Dcha.- Igor Yebra, bailarín, coreógrafo y maestro © Sigrid Colomyès.

Haber sido el primer bailarín no ruso al que Yuri Grigorovich permitió interpretar “Iván, el Terrible”, es uno de los grandes hitos profesionales de Igor Yebra

La carrera profesional de Igor Yebra tomó un nuevo cariz cuando comenzó su internacionalización en 1997. Aún siendo un freelance, el artista bilbaíno considera que ha bebido de tres grandes escuelas y cita como sus principales mentores a Charles Jude, gracias al que conoció la escuela francesa, a Carla Fracci, quien le introdujo en la escuela italiana, y a Yuri Grigorovich, quien le mostró las excelencias de la escuela rusa.

“Tengo la suerte de haber trabajado en los tres países que son la cuna y el porqué de la danza clásica: Italia, Francia y Rusia. Encima en esos tres países he estado apadrinado por tres personas que son baluarte de ello. En Rusia, por Yuri Grigorovich. Cuando a él lo despidieron del Bolshoi, lo primero que hizo fue volver a hacer su ‘Romeo y Julieta’ con el Ballet del Kremlin y en el primer bailarín que pensó fue en mí, porque me había visto en la retransmisión del concurso de Maya Plisetskaya. A mí no se me comunicó porque tenía un contrato con el Australian Ballet. A día de hoy, a día de ayer, a día de anteayer, a mí me dices ir a Rusia a comerte un pedazo de pan y hacer el ‘Romeo y Julieta’ de Grigorovich, dejarlo todo y terminar tu vida allí en Rusia haciendo esas locuras, está claro porque no me lo comunicaron: si me conoces un poco, sabes que me voy a ir allí. Si me fui a las Antípodas, imagínate con una cosa que yo amo y adoro. Me hubiera sumergido, es más, a ellos les hubiera fascinado y me hubiera quedado allí. Más tarde se me volvió a invitar de otra manera e hice su ‘Cascanueces’, su ‘Romeo y Julieta’, su ‘Iván el terrible’ y su ‘Corsario’”, explica Igor Yebra.

Precisamente, fue Grigorovich quien le ofreció una de las mayores oportunidades de su trayectoria cuando le permitió que encarnara el rol protagonista de ‘Iván, el Terrible’ (1975), en el Palacio de Congresos del Kremlin. “Para Grigorovich, su obra cumbre es ‘Iván, el Terrible’. Te invita a bailarlo en Moscú, en el Kremlin, ante 6000 personas; nunca un bailarín no ruso ha hecho esto en Rusia; encima te ponen a ensayarlo con Vladimirov  que es quien creó el papel. Si a eso le añades, que el día que llegas, te llevan a su casa y te encuentras a su mujer, una bailarina increíble -Natalia Bessmértnova –, que te estás comiendo unos huevos fritos en su cocinita. A esos huevos fritos, tú no puedes decepcionarles”, ríe. Finalmente, el 16 de enero de 2004, Igor Yebra hizo realidad uno de sus sueños profesionales y se convirtió en el zar Iván, el Terrible, “es dificilísimo tanto técnicamente como desde el punto de vista dramático. Ha sido un honor y una suerte poder trabajar con el propio Grigorovich y con Yuri Vladimirov, que fue quien estrenó el ballet”, aseguró en su debut.

Un poco de historia sobre ‘Iván, el Terrible’. El Teatro Bolshoi de Moscú acogió el 20 de febrero de 1975 el estreno mundial de ‘Iván, el Terrible’, con coreografía de Yuri Grigorovich y música de Sergei Prokofiev. Ballet en dos actos, los roles protagonistas fueron creados por Natalia Bessmértnova en la piel de la zarina Anastasia (1530-1560) y Yuri Vladimirov, encarnando al zar Iván IV (1530-1584).

La idea partió del compositor y director de orquesta Abram Stasevich, quien reordenó la partitura que Prokofiev había creado para la película ‘Iván, el Terrible’ (1942) de Alexander Nevsky. Stasevich le propuso la idea de crear un ballet a Grigorovich, pero no pudo verlo materializado porque falleció antes. Finalmente, Grigorovich encargó al compositor Mikhail Chulaki los arreglos musicales con los que se estrenó con gran éxito el ballet ‘Iván, el Terrible’.

Igor Yebra en la presentación. © Fair Saturday.

Igor Yebra, a quien recientemente le han ofrecido dirigir el Ballet Nacional de Uruguay, encarnará a Zorba en una de las obras maestras del compositor Mikis Theodorakis y del coreógrafo Lorca Massine, en compañía del Ballet de la Ópera de Turquía.

FAIR SATURDAY/ NOTA DE PRENSA

Ayer se presentó en rueda de prensa Zorba el Griego, espectáculo que inaugurará Fair Saturday 2017 con un elenco único: Igor Yebra, la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, la Coral de Bilbao y el Coro de la UPV/EHU, junto con el Ballet de la Ópera de Turquía.

La presentación contó con la presencia de Lorea Bilbao, Diputada Foral de Euskera y Cultura, Nekane Alonso, Concejala Delegada del área de Cultura, Igor Yebra, bailarín internacional, Ibon Aranbarri, Director General de la BOS, Iñigo Alberdi, Gerente de la Sociedad Coral de Bilbao, Yaiza Arrizabalaga del Coro de la UPV/EHU y Saioa Eibar, Fundadora de Fair Saturday.

En palabras de Igor Yebra “será un evento único y yo creo que irrepetible. El día 24 lo daré todo, como siempre lo he hecho, pero esta vez será algo mágico. Quién sabe si puede ser una de las últimas veces que me veáis bailar». Iñigo Alberdi añadía que “no es nada habitual poder disfrutar de un espectáculo así, con orquesta y coro en directo. Un evento histórico por la dimensión, la obra y el elenco”. Porque, en efecto, el espectáculo reúne por primera vez a grandes iconos de la ciudad y a “grandes artistas y sobre todo a tantos y tan buenos amigos” como señaló Ibon Aranbarri. Más de 200 artistas compartiendo un mismo escenario el viernes 24 de noviembre en el Bilbao Arena ante un aforo superior a 5.000 espectadores.

Este evento dará inicio a Fair Saturday 2017, el movimiento cultural global que surge con el fin de construir un futuro mejor a través de la cultura y que, como indicó Lorea Bilbao, pretende demostrar que “abrir la cultura nos enriquece y nos da valor como sociedad. Fair Saturday es una apuesta por la cultura, la convivencia y la paz”. Un proyecto del que, como apuntó Nekane Alonso, “estamos orgullosos de Fair Saturday como proyecto que nace de Bilbao y se está expandiendo a decenas de ciudades más”.

En efecto, este será un espectáculo muy especial por varias razones tal y como ha declarado Saioa Eibar “todos los beneficios de Zorba el Griego serán destinados al programa de mecenazgo cultural “Barreras Invisibles” para niños y niñas en entornos de riesgo de exclusión, un proyecto promovido por Fair Saturday”. Único, mágico, especial, histórico.

El precio de las entradas es de 15,00€ a 60,00€. Las localidades se pueden adquirir en el website www.fairsaturday.org; en el correo electrónico entradas@fairsaturday.com; en la página www.ticketea.com y en el número de teléfono 644 73 57 06.

 Información de PRENSA: Nota de prensa – Igor Yebra_Zorba

Imagen de familia de los representantes institucionales y de los organismos implicados en «Zorba, el griego». Sociedad Coral de Bilbao, 20 Sept 2017. © Fair Saturday.

Igor Yebra comenzó su colaboración con el Ballet de la Ópera de Burdeos con la interpretación de este clásico creado por Serge Lifar

Teatros de los cinco continentes han sido el escenario de la dilatada carrera de casi tres décadas de Igor Yebra. Sin embargo, si hay un lugar que ha podido considerar su casa ha sido el Gran Teatro de Burdeos, en cuya compañía de ballet se integró en 2002 y donde ostentó la categoría de ‘étoile’ durante una década, hasta su ‘adieux’ en 2016. Hoy queríamos recuperar el debut de Igor Yebra con el Ballet de la Ópera de Burdeos, en «Ícaro» (1935), con coreografía de Serge Lifar.

«Lo primero que me ofreció Charles Jude fue bailar una cosa muy simbólica para los franceses, ‘Ícaro’, que es un ballet de Serge Lifar que sólo está en el repertorio de las Ópera de París y de Burdeos. Imaginaos cuán difícil de bailar es ese ballet; es más, en Burdeos sólo lo había bailado el propio Charles Jude. Como soy las cosas históricas, no hay cosa más fácil para convencerme que ponerme un caramelo de ésos y, claro, dije que sí», explica Igor Yebra.

Varios instantes de la interpretación de Igor Yebra de «Ícaro», con coreografía de Serge Lifar, en su etapa de estrella del Ballet de la Ópera de Burdeos. © Sigrid Colomyès.

Un poco de historia sobre ‘Ícaro’. Estrenada en la Ópera de París, el 9 de julio de 1935, «Ícaro» es una coreografía de un acto, creada por el ex miembro de los Ballets Russes, Serge Lifar (1905-1986), sobre la leyenda mitológica griega homónima. «En mi ‘Manifeste du Choréographe’ he dicho que el ballet puede existir sin música. Jamás afirmaré que deba, pero, en efecto, en ‘Ícaro’ he prescindido de ella, porque la orquesta de percusión que acompaña a este ballet no da música, sino un ritmo en estado puro. La música que hacía vibrar a todo mi ser, que me inspiraba ideas y sentimientos de danza, me obligaba a truncar movimientos en pleno desarrollo o, al contrario, a prolongar una idea que ya estaba plenamente expresada desde el punto de vista de la danza. Nuestras dos músicas no concordaban. Concedo una neta preferencia al ballet musical, pero ello no me ha impedido prescindir a propósito de la música en ‘Ícaro’. He querido, en suma, poner de relieve todas las posibilidades melódicas internas de la danza», en palabras del propio Lifar sobre los ritmos orquestados por J. E. Szyfer. Los vestuarios y decorados de su estreno fueron realizados por Paul R. Larthe, aunque en la reposición de 1962, la escenografía fue firmada por Pablo Picasso. El mismísimo Serge Lifar bailó este rol protagonista durante veinte años y se convirtió en una seña de identidad de él. Lifar cedió el testigo a Attilio Labis en la reposición de 1962 y, posteriormente, fue un papel interpretado por Charles Jude, director del Ballet de la Ópera de Burdeos (1996-2016). Fueron Attilio Labis y Charles Jude quienes enseñaron este rol a Igor Yebra, después de haberlo aprendido directamente de su creador, Serge Lifar.